sábado, 4 de julio de 2015

Entendiendo las compulsiones: manías, filias y fobias

Pienso que casi nada de lo que vemos como patológico en psiquiatría es arbitrario. Pero hoy quiero hablar de una de las áreas más aparentemente absurdas (y que más hacen sufrir a propios y ajenos) de la mente: las compulsiones.





A diferencia del impulso, que es ese acto enérgico y vigoroso desencadenado por un estímulo inmediato, y en el que no media la reflexión, en la compulsión lo llamativo es que nuestra libertad se ve secuestrada a pesar de que tenemos tiempo para reflexionar. Y eso nos sorprende. Es como si un duende burlón nos ofreciese un camino fácil, y otro difícil y... elegimos el difícil. Lo pensamos, y es absurdo, pero volvemos a caer... ¿Cómo es posible?



He tratado durante años a cientos de personas que tenían diversas compulsiones, y he conocido a otros cientos que, sin ser pacientes ni tratarse (a veces eran incluso compañeros o jefes...) pagaban y hacían pagar a los demás un alto coste en esfuerzo y pérdida de efectividad, por no resolver sus propias compulsiones...


En realidad, la compulsión es un fenómeno cotidiano. Nos rodea, y nos afecta personalmente en algunos órdenes de la vida (está de moda hablar de la "adicción a las nuevas tecnologías" o de esa fobia de nombre ridículamente impronunciable que consiste en sentir ansiedad si nos dejamos el móvil al salir de casa). De alguna manera, cada situación atractiva (filia) o repulsiva (fobia) es capaz de producir una compulsión (manía) en aquel sujeto que no tiene suficientemente saciadas sus necesidades universales (básicas, seguridad, afecto, validez y autorrealización), o tiene demasiado sensible su detector talámico de las mismas.





Así pues, propongo una nueva definición de Compulsivo : dícese del que se hace adicto al premio que llevan las cosas importantes, buscándolo en los sucedáneos, y que al sentir fugazmente la paz de creer que lo encuentra en una cosa, se hace dependiente...



Y aquí van unos ejemplos de adicción a bienes lógicamente atractivos, a través de situaciones o cosas patológicamente atractoras...



A la tranquilidad/seguridad, en la comprobación compulsiva (de que se está "sano" en el hipocondríaco, de que se está "limpio" en el lavador compulsivo, de que se "controla" la realidad, en el cumplidor  compulsivo de normas, tablas, registros, protocolos, etc...)

A la validez, en el dinero, o en las compras, o en la cocaína, o en el alcohol.

Al orden y la autoridad, (aquí entrarían algunos jefes o políticos) en el que cree que "ordena y manda" desde su "ordenador" las leyes, normas, medidas, protocolos, etc... que cumplen los "ordenados"

Al poder, en el consumo compulsivo de historias de héroes poderosos o superhéroes superpoderosos por parte de seres acomplejadillos (de los que habla Chesterton en esta entrada)

A la pertenencia, en las redes sociales a través del ordenador o el whatsapp, o en las sectas.

A la reflexión y el análisis, en la compulsión a pensar sobre algo (llamada OBSESIÓN)

A la higiene, en la limpieza compulsiva

Al descanso, en la clinofilia (compulsión por seguir en la cama)

Al alivio del dolor, en la heroína o en otros analgésicos opiáceos

Al gozo en la contemplación del mundo ideal, en el refugio sistemático en la fantasía cuando se debe estar en el mundo real.

Al placer de calcular riesgos y ganar, en el juego de apuestas compulsivo (ludopatía)

A la satisfacción de la victoria, en el consumo ávido de espectáculos deportivos

Al orgullo de grupo, en el fanatismo político, pseudopatriótico, ultraortodoxo, futbolístico...

A la justicia de deshinchar la fama de los pomposos, en los programas de linchamiento de famosillos, y quizá, de modo simbólico, en la compulsión por explotar burbujas de plástico o espinillas...

A la grandeza de dominar a la naturaleza, en la despreciable compulsión por producir su incendio

A la atención, en la exhibición de lo atractivo llegando al histrionismo (senos, músculos, humor...) y en la movilización del entorno de los falsos suicidas, o de los niños narcisistas.

Al autocuidado: en los atracones de comida cuando ya está saciado

Al goce de recibir amor/eros: en la atracción fugaz que suscita en otros al excitarles, 

A la paz de encontrar el amor/eros: en saciar la excitación que otros le producen, vía directa a través del sexo compulsivo, o indirecta a través de la pornografía con onanismo

Al deseo de completar/ordenar, en la compulsión de orden, simetría, numeración o cierre (el juego más compulsivo de la historia es... el Tetris)

Al deseo de "acertar", en todos esos jueguecitos de dar en bolitas, de hacer líneas de caramelos, de lanzar pájaros, etc..., con los que unos cuantos se han forrado.

A la libertad, en la compulsión de rebeldía (espíritu de contradicción), o de tiranía (esa extraña compulsión por ser aún más poderosos que sufren los muy adinerados )

Al interés por parte del oyente, en la compulsión de mentir de los pseudólogos fantásticos

Al sentimiento de ser valioso, la compulsión por comprar cosas lujosas "porque yo lo valgo"

Al goce de la gratuidad, en la cleptomanía 

A la calma, en la pseudo paz de estimular los receptores GABA con benzodiacepinas

Al vigor, con la mal llamada vigorexia (orexia viene de os/oris que significa boca, absurdo en este caso, habría que llamarla vigorfilia)

A la agradable libertad de comer frugalmente y de pesar poco, en la anorexia...


¿Y las fobias? 

Propongo una nueva definición de Fóbico : dícese del que siente aprensión ante lo rechazable con razón, y que al sentir fugazmente la repulsa de creer que eso se encuentra en un cosa (realmente no merecedora de tanto rechazo), aprende a evitarla en exceso... 

Y aquí van unos ejemplos de aversión a males lógicamente repulsivos, a través de situaciones o cosas patológicamente temidas...


Al dolor de la caída, en el vértigo

A que se rían de lo digno, en el sentido del ridículo cuando se va a hacer algo bueno

Al dolor propio o ajeno, en la fobia a la sangre o a las agujas, o a los hospitales.   

A la pérdida de libertad, en la fobia a los espacios cerrados, o a las masas, o al compromiso en los inmaduros...

A la pérdida de la seguridad de un techo, en la agorafobia

A los seres vivos que no transmiten emociones y son impredecibles, en la fobia a los insectos, o a las serpientes

A los seres sin alma que sólo parecen humanos, en la fobia a los "muertos vivientes", a drácula, a los zombies...

A perder los bienes materiales, en la fobia a desprenderse de lo que ya no se usa, dando lugar al mal llamado "síndrome de Diógenes" (cuando Diógenes era realmente desprendido y sobrio)

A lo impredecible, en la fobia a la oscuridad

A la falsa sonrisa, en la aversión a los payasos 

A lo peor de un arquetipo sexual (la violencia, simpleza y tosquedad de lo masculino caricaturizado o la fragilidad, complejidad y sensiblería de lo femenino caricaturizado), en la aversión a todas las personas de ese sexo, rechazando así a la mitad del único género que existe: el humano.

A no haber vivido la vida, en la fobia a la muerte

A no ser amado, en el miedo compulsivo al abandono de los TLP (lo que se manifiesta en relaciones intensas cambiantes, fluctuando entre el goce de unirse y el miedo a disolverse en la unión, entre el goce de la autoafirmación al separarse y el miedo a la soledad si nadie más le quiere...)

A no ser valorado, en la timidez de los evitativos

A que se disgregue el grupo de "iguales" que le acoge, en el miedo al "diferente" (xenofobia)...

A la pérdida de algo por lo que siente filia, en la fobia...


Probablemente se podría seguir así con toda la lista de manías, filias y fobias de wikipedia, pero me parece que tampoco hay que ser tan exhaustivo. Se pilla la idea, ¿verdad?. Vamos a lo útil. ¿Cómo salir de las compulsiones (filias y fobias)?



Pues depende: 

a) si es por una hipersensibilidad generalizada (un TOC típico): reduciendo la capacidad excitatoria de la persona (ISRSs, técnicas de tolerancia a la reacción ante la exposición a lo excitante, técnicas de relajación...) y ampliación de la fuentes con las que nutrir las necesidades antes dichas  (básicas, seguridad, afecto, validez y autorrealización). La duración del tratamiento dependerá de si esa hipersensibilidad es sólo una etapa vital de inanición anímica (esas rachas en que por circunstancias la persona está fatigada o excitable) o un rasgo duradero de la personalidad. 

b) si es una monomanía (compulsión por una sola cosa), buscar la necesidad o el bien lógicamente atractivo que realmente hay detrás de la compulsión, y utilizar la imaginación para encontrar varias maneras alternativas de nutrirla. Cuando alguien encuentra el premio de una manera sana, deja la insana. Y si lo encuentra en varias fuentes, no se hará dependiente de ninguna...

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