lunes, 7 de septiembre de 2015

Idealismo y realismo







Acabo de terminar de releer una novela, Tras las huellas del hombre rojo, que me ha dado pie a escribir esta entrada (con lo que doy por terminado mi descanso vacacional, por cierto). Sin pretender destriparla, narra el choque cultural entre un hombre neanthertal y una tribu de Cromagnones, aprovechando el autor para representar la eterna lucha entre la visión de la vida realista (ese hemisferio izquierdo pragmático y analítico) y la idealista (ese hemisferio derecho espiritual y poeta).

Quiero hilar esto con la entrada que escribí sobre las dos mentes, sobre El Quijote, y sobre Platón y Aristóteles. Así pues, te invito a leer los enlaces que dejo, y luego continuar con esta entrada.

¿Ya?

Pues continuamos. Hoy no me propongo, como Silvio, fundar un partido de sueños (aunque como poema cantado, es bien hermoso). En realidad, quiero dar entidad a ese "mundo de sueños" del que Platón, el cine, los libros, y miles y miles de generaciones nos han hablado. Es ese "otro mundo" ideal (de ideas) que habitamos mentalmente, y que construimos entre todos los seres humanos cada vez que hablamos, contamos historias, imaginamos y... soñamos.

Voy a lanzar una hipótesis: todos tenemos en nuestra mente ideal una percepción clara de dicho mundo (donde los buenos ganan, las cosas se hacen bien, el esfuerzo tiene recompensa, y se suman las fuerzas en comunidad), y al mismo tiempo todos tenemos en nuestra mente real una percepción clara de este mundo (donde los pillos que hacen daño a veces ganan, las cosas a menudo se hacen mal, el esfuerzo a veces no da frutos, y nos ponemos obstáculos unos a otros).

Percibir la distancia entre ambos mundos (la brecha entre cómo deberían ser las cosas y cómo son) duele, como duele una herida (que separa sus bordes).

El dolor es mayor cuanto más grande sea la distancia entre ambos mundos (una madre perdiendo a un hijo, o el fracaso de una buena idea en la que uno ha invertido mucho), pero también la emoción de lágrimas de alegría es mayor cuando una gran herida se cierra (cuando alguien se salva de una muerte anunciada gracias a un acto heroico, o cuando un anónimo ciudadano es reconocido y tratado por la vida como merece, recibiendo un premio enorme...).


Pues bien: nuestra vida es un continuo proceso de toma de decisiones para cerrar las heridas entre ambos mundos. A pequeña escala, utilizamos maniobras que armonizan ambos hemisferios cerebrales (la nicotina, la música, el movimiento alterno de las piernas al caminar o de las mandíbulas al masticar, la conversación, que es el proceso de formar palabras concretas a partir de ideas difusas...). Y con eso vamos tirando. Pero a veces la herida duele más de lo habitual (injusticias demasiado grandes que producen rabia, o pérdidas demasiado dolorosas) y entonces tenemos tres alternativas:

1. Apagar nuestros ideales: hacer que nuestro cerebro idealista, el que tenemos desde la infancia, se haga más duro, "madure", y deje de hablarnos...

2. Refugiarnos en paraísos artificiales: "engañar" de un modo casi disociado al cerebro ideal dejando de mirar a la realidad, mediante un sucedáneo de ese "mundo ideal", sumergiéndonos en obras de ficción, o en drogas, o en objetivos vitales pueriles...

3. Cambiar la realidad: recuperar la calma que se pierde al sentir el dolor (mediante las maniobras de armonía que citaba más arriba) y después, con calma, plantar bien los pies en la realidad para caminar en dirección al horizonte de ideales. Eso supone lucha, claro que sí. Pero merece la pena.

Creo que no hace falta que diga cuál me parece mejor. Espero que todo este blog sea una muestra de lo que decidí cuando veía, una y otra vez, la enorme distancia entre cómo se podrían hacer las cosas en Psiquiatría, y cómo se hacen a menudo...


4 comentarios:

  1. En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz.
    Santiago 3:18
    ¿No es justicia poder hacer que lo real se acerque lo más posible al ideal que despega de una verdad y va hacia el Amor?. Laura.

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  2. Así es. http://psiquiatriapocoapoco.blogspot.com.es/2015/05/el-amor-lo-cura-todo.html

    Y cuando no ocurre, da rabia. http://psiquiatriapocoapoco.blogspot.com.es/2015/06/la-rabia.html

    Y cuando se produce, emociona...

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  3. Cuando menos lo merezca ámame, que será cuando más lo necesite...( lo canta Mikel Erentxun)
    La balanza de la justicia sin amor resultaría inhumana, creo...

    Se echaban en falta sus reflexiones,doctor

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  4. Eskerrik asko, Miren. Me alegra que cites al bueno de Mikel. Las canciones dicen grandes verdades a quienes sepan oírlas.

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