lunes, 16 de marzo de 2015

Qué se busca (torpemente) en las drogas





Primero, veamos de modo minimalista (y poético) qué estado inducen los psicotropos más frecuentemente objeto de abuso:

El alcohol desinhibe porque duerme nuestro cerebro vigilante, y nos permite acallar la voz que nos juzga. Hace válido al que se siente inválido. Y si conduce, al que pronto lo será...

La heroína calma el dolor de verse esclavo, hace sentirse autosuficiente, con esa placentera analgesia que imita, torpemente, al amor. Y pide compromiso de por vida...

El cannabis gregariza porque hace sentir amor y pertenencia al solitario. Hace que nos sintamos concernidos. Ayuda a llenar de presente eterno la consciencia descentrada... Entre los psicotrópicos, probablemente es el menos malo de los trofeos de plástico...

La cocaína crea guerreros, poderosos, altaneros, decididos, creativos y capaces. Es la droga de los válidos (mientras no les dé un infarto) que se sienten válidos. Bueno, y a veces, paranoicos...

Los ansiolíticos reducen ese prurito que tendría que movernos, y amenazan con angustia a quien se atreva a olvidarlos...



Si no encuentras otra manera de saciar tu sed de vida, si insistes en comprarte los trofeos en un todo a cien (euros), puedes hacerlo, claro está. 




Pero si quieres durar lo suficiente para madurar, te invito a visitar la entrada al respecto (muy realista, y se agradece) del Dr López Heras.
¿Y los demás (familiares, profesionales), qué podemos hacer con un adicto? Pues esperar, entendiendo por ello hacerlo en condiciones de seguridad. No recibir en nosotros las consecuencias de sus decisiones. Y si pide ayuda, situarnos en la posición más eficaz:

Si nos interponemos entre el adicto y la necesidad que intenta llenar con las drogas, seremos su enemigo, y si es listo nos ganará.

Si nos ponemos a su lado a buscar modos más plenos de saciar sus necesidades (comunes con las de cualquiera), seremos su aliado, y si es listo, ganará.



He dejado para la próxima entrada mi propia droga. La nicotina.

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